Podemos pasar una eternidad compartiendo cómo y cuánto la aprobación del Matrimonio Igualitario cambió nuestras vidas y la de nuestras familias. Fue el comienzo de una igualdad que antes no tuvimos. A partir de esta Ley nuestros hijos, nuestros amores y nuestros hogares comenzaron un imparable recorrido en condiciones de igualdad. Nuestras familias ya existían, nuestros amores también y también teníamos hijos, hijes e hijas, Pero se respiraba cierta clandestinidad que hoy ya no tenemos. Sabemos que los derechos requieren una ardua tarea para materializarlos y que muy rápidamente pueden ser derogados con una firma. Es por esto que hoy recordamos la gesta del Matrimonio Igualitario y hacemos un llamado a la comunidad a ser conscientes que no podemos naturalizar convivir con discursos de odio, hacernos los otros con un gobierno que cercena derechos y que la igualdad se construye entre todes.